Convocatorias

Hacer e imaginar las prácticas extensionistas en tiempos de crisis

La universidad como institución de educación superior ha sido desde sus orígenes una pieza clave en el proyecto sociohistórico moderno-colonial. Podríamos leer su historia, hasta la irrupción de la Reforma de 1918, como la constante sedimentación de prácticas, por un lado, y la reproducción de imaginarios sociales, por el otro, siempre funcionales a los intereses de las elites gobernantes. En este sentido, la impronta reformista vino a subvertir la tranquilidad del claustro al cual estaban acostumbradas las clases dominantes y, desde ese momento, la universidad, con sus vaivenes, no ha cesado de ser un territorio en disputa entre dos tendencias: por un lado, la que aspira a la democratización sustantiva de la producción del conocimiento en favor de los intereses de las mayorías y el proyecto de autonomía social e individual, y por otro, la siempre agazapada tendencia que espera restablecer y ampliar los privilegios de unxs pocxs, tendencia de las fuerzas antidemocráticas que perviven en nuestra sociedad, a cuyo avance volvemos a asistir en la actualidad. Desde aquellos días convulsionados de 1918, la extensión universitaria se constituyó como el espacio privilegiado en el cual quienes hacemos la universidad día a día —docentes, estudiantes, egresadxs y nodocentes—, nos relacionamos con esa comunidad más amplia, compleja y contradictoria que es la sociedad a la cual pertenecemos y nos vinculamos desde esa condición particular que es ser parte de la universidad. Lxs que hacemos extensión sabemos que la universidad no permanece para nada ajena a los devenires del mundo histórico-social, y que ha oscilado, a veces en modelos antagónicos, en la construcción de los vínculos con otrxs más allá de la comunidad universitaria. Cada período de crisis social, política y económica nos plantea la exigencia de revisarnos, re-imaginarnos y re-hacernos en relación a nuestra presencia en el territorio, entendida como un espacio de co-construcción de saberes y sentidos desde un proceso crítico, dialógico, formativo e integral, que genera lazos de solidaridad y compromiso con los procesos de transformación de las sociedades. Decíamos más arriba que, hoy en día, tanto la universidad como nuestra sociedad en su conjunto —especialmente los sectores sociales más vulnerados—, estamos sufriendo de manera inédita un ataque constante contra dos acuerdos que creíamos indiscutibles. Por un lado, que la educación pública gratuita y de calidad debe ser un derecho al que todxs tengan acceso y, por el otro, que las universidades públicas son promotoras de formas de convivencia cada vez más justas y dignas, mediante el ejercicio soberano de la ciencia y la tecnología ofrecida para el cuidado de la trama que cobija la vida humana y no humana. En la actualidad, el sostenimiento de las instituciones básicas de la sociedad, así como del entramado de la vida en un sentido muy amplio, se han tornado críticos. La crueldad es claramente el signo de este tiempo. Asistimos hoy con profunda preocupación, tristeza e indignación, a la extrema vulneración de los derechos en los territorios que co-habitamos, al empobrecimiento de sectores sociales con cada vez mayores dificultades para subsistir. Ante este escenario, nos resulta imperioso volver a repensar el lugar de la extensión universitaria para sostener un caminar y transitar esta crisis de manera colectiva, a la vez que reafirmar nuestro compromiso con aquellos sectores de la sociedad más vulnerados y amenazados. Lxs invitamos a compartir sus miradas, reflexiones y experiencias como extensionistas. Lxs convocamos a co-construir en el hacer e imaginar las prácticas extensionistas en tiempos de crisis.
Responsable: 
Comité editorial
Correo electrónico de contacto: 
Fecha límite: 
21-10-2024
Información ampliatoria: 

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